sábado, 27 de octubre de 2007

A pagar!

Chicos esta es un nota que salio en el diario El Tribuno" en el mes de Junio realizada por Daniel Sagarnaga




A pagar! que la música tiene dueño
Bailes y espectáculos. Detrás de la música hay una ley de propiedad intelectual con fronteras difusas.
Cerca de un millón y medio de pesos recaudó SADAIC en el último año en Salta y Jujuy. Una cifra histórica. Los alcances de la ley de propiedad intelectual tiene fronteras difusas pero no así sus beneficios y sobre todo obligaciones.

Con cerca de un millón y medio de pesos en recaudación en el último ejercicio anual, la de Salta es una de las delegaciones de la Sociedad Argentina de Intérpretes y Compositores, SADAIC, donde el impuesto a la música se cobra rigurosamente.La recaudación fue histórica para la región, donde la música es parte de la vida cotidiana de sus habitantes. Creadores como Leguizamón, Castilla, Falu o Dávalos, cimientan la fama de creadores de los salteños, que supieron seguir Los Nocheros o el Chaqueño Palavecino.Por imperio de leyes nacionales, SADAIC "cobra todo lo que suena" y tiene una estructura compuesta por un autor. Así también cualquier autor que sea difundido tiene la obligación de inscribirse en SADAIC.Con sucursales en casi todo el país, el organismo recauda sobre toda la música y prorratea dinero para el exterior. También recibe dinero de autores argentinos que sonaron en alguno de los 189 países que cuentan con organizaciones similares. Pero aunque es la única habilitado por ley para racaudar, debe distribuir también a otras asociaciones de músicos que existen en nuestro país.Órgano privadoRecién el año pasado SADAIC Salta comenzó a administrar el impuesto en Jujuy, luego de un prolongado juicio con una sociedad paralela de autores. Sucede que SADAIC se encuentra amparada por la vigencia de las leyes 11.723 de propiedad intelectual y la 17.648 que la faculta como organismo recaudador. El Estado cuenta con dos síndicos que trabajan en SADAIC y controlan sus cuentas.Pero aún con sello oficial, no hay que olvidar que la institución tiene carácter privado. La conduce una Comisión Directiva nacional que preside Atilio Stamponi. Eduardo Falú es vicepresidente, Víctor Yuves Castillo secretario, El Paz Martínez tesorero y Juan Carlos Saravia protesorero."Excepto dos casos, nadie está excento de pagar por lo que suena -señala José Abraham, titular de la delegación salteña de SADAIC-. Aunque se trate de un festival que no recaude entradas sino alimentos, nosotros no tenemos la facultad de exceptuarlo de pagar los impuestos. Pero sí la obligación de hacer cumplir la ley. Esto es así: quien usa música, la tiene que pagar. Como a cualquier otra cosa que tiene dueño. Si se paga la carne para el asado, ¿porqué no se quierer pagar la música para el baile si se la está utilizando como a cualquier otra cosa? Y cada uno de los temas tienen un autor que está esperando por cobrar lo que él ha hecho", argumenta Abraham con una lógica comercial que no sincroniza con la imágen que el público crea alrededor del "artista bohemio" que brinda su creación para "el acervo popular".Hasta 70 años despuésLos impuestos a la música llegan actualmente hasta los ringtones del celular. Y es tan amplia la ley que no es fácil distinguir las fronteras que delimitan la generación de estos derechos en favor de los creadores, cuyos herederos seguirán siendo beneficiados hasta 70 años después de la desaparición del autor.Luego de ese tiempo las ganancias generadas pasan a la Nación a través del Fondo Nacional de las Artes. Lo mismo sucede con los temas anónimos.Es obligación de los músicos inscriptos presentar una plantilla con los temas que interpreta en cada recital. Así también las radios y canales de tevé.Entre los más populares que cobran sus regalías en Salta están Los Nocheros, La Moro, Yuyo Montes, Ricky Maravilla y la escuela jujeña de cumbias donde se integran bandas como Bandy 2, Agrupación Santa Fé o Chupachichi. Entre socios y "representados", SADAIC cuenta con 440 adherentes en Salta y Jujuy.Para ellos SADAIC recuada en dos rubros: "Usuarios especiales" -grabaciones, videos, medios de comunicación, etc- y "Usuarios generales -bailes, recitales, conciertos, etc.-. El impuesto por el uso de la música se reglamenta desde el primer artículo de la ley.Para que pueda legalizarse un baile o un recital, SADAIC debe dar su autorización previa, en cualquier parte del territorio nacional. La misma Policía provincial exige cumplir con SADAIC a quienes proyecten hacer un acto público. De todas maneras Abraham afirma, contra la idea general, que no posee la facultad de cerrar bailes y que cuando llega a los estadios acompañado por policías, lo hace por seguridad personal."¿Qué es lo público y qué lo privado? -se pregunta el titular de SADAIC Salta- Si usted escucha música en la radio, no debe pagar porque ya lo hizo la emisora. Igual que si va oyendo su propio CD. Si es música de Internet, suponemos que la página a la que ingresa ya pagó previamente sus impuestos. Allí estaría el uso privado. Pero si a cualquiera de esas fuentes se las usa, por ejemplo, para hacer un baile público, eso sí debe pagarse".En números1.400.000 pesos aproximadamente recaudó SADAIC en Salta desde junio de 2006 a julio de 2007. 470.000 pesos en la temporada de carnaval.189 países tienen acuerdo con SADAIC. El organismo cobra también para autores internacionales y ellos para los argentinos.32.59 por ciento de los ingresos del exterior se reciben de Italia, país donde al parecer se escucha mucha música argentina.U2 fue el grupo que más recaudó por conciertos en el 2006. Lo siguieron Luis Miguel, los Rollings Stone y Los Piojos, en ese orden.500 unidades vendidas debe reportar el aspirante a socio de SADAIC. Primero será "representado", luego "socio adherente" y por último "socio activo".De qué hablamos cuando hablamos de eso¿Qué es la música? Según la Real Academia Española de la Lengua, es "el arte de combinar los sonidos de la voz humana o de los instrumentos, o de unos y otros a la vez, para crear un determinado efecto: la música es una forma de arte presente en prácticamente todas las sociedades humanas". También que se trata de "la sucesión de sonidos modulados según las leyes de la melodía, el ritmo y la armonía".Lo difícil de conceptualizar para todo el mundo -excepto para quienes la comercian-, es el carácter de objeto de la música, por tratarse de vibraciones en el aire que afectan el sutil aparato perceptivo del oído. Se trata de un objeto etéreo imposible de asir. Pero detrás de cada canción se debe reconocer el trabajo de uno o varios "artesanos" de estas piezas.Desde que se pusieron en marcha, los ejércitos de la globalización mundial van al ritmo de la inconmensurable industria fonográfica actual. Entran en su amplia mano desde los sonidos sioux de hace 120 años, a la creación digital de solitarios creadores que no saben nada de composición pero sí de computadoras o bagualeros de Cachi.En política internacional son formas de comunicación. "Políticas blandas" que permiten acercarse a pueblos diferentes. Tal es su poder, que músicos como Bono de U2, se sienta en la misma mesa de los dirigentes de las naciones más industrializadas del mundo.Las nuevas teconologías como Internet ponen en una encrucijada al derecho autoral. Igualmente las posibilidades de grabación, que se escapan a los impuestos. Se trata de nuevos retos a resolver por los legistas y por el público, siempre deseoso de oír lo nuevo.Cobran hasta por la Marcha de MalvinasEl pasado 30 de mazo se registró en Salta un hecho que demuestra hasta dónde llegan los inspectores de entidades como SADAIC y AADICAPIF a la hora de parar la música para exigir el pago de derechos de autores, intérpretes, compositores y productores fonográficos.Ese día los veteranos de guerra habían instalado una carpa en la Plazoleta IV Siglos para difundir la gesta de Malvinas. Y más de uno de ellos por poco no se infartó cuando se presentó un inspector de la Asociación Argentina de Intérpretes y Cámara Argentina de Productores Fonográficos (AADICAPIF) y les dijo: "Muchachos, a pagar lo que corresponde"."Y qué corresponde, si aquí sólo difundimos la Marcha de Malvinas", cuestionó uno de los directivos de la agrupación de ex combatientes."Corresponde, justamente, que paguen los derechos de esa marcha", replicó el inspector, que a esa altura, quizás sin saberlo, desató las peores evocaciones de los sobrevivientes de Malvinas en un país que esta lleno de contrasentidos y de giros impensados.Como bien se cuestionaron los combatientes ese día: ¿Cómo es posible que se pretenda cobrar derechos por una marcha que es asumida como propia por todo el pueblo argentino?Cuando los chicos y sus docentes la entonan llenos de orgullo en las escuelas, acaso ¿Están en falta con los derechos de autor? En estos casos, ¿hay que clausurar las escuelas?La misma situación, entonces, ¿no se presenta en cada acto donde se entona el Himno Argentino, la Marcha de San Lorenzo o Aurora?En aquel 30 de marzo, además de protestar por lo absurdo de la situación que se planteó en la Plazoleta IV Siglos, los ex combatientes de Malvinas también se quejaron por el "tono prepotente" con que fueron tratados por el inspector de AADICAPIF, por haber incurrido en el pecado de difundir un hecho nacional sin pagar impuesto".Aquellos que definen a la Argentina como "el país donde lo posible es imposible y lo imposible e posible", parecen tener razones para sostenerlo, ya que lo que ocurre hasta con las canciones nacionales en este suelo es inefable

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